Filtros UV biodegradables
En el post anterior sobre los efectos negativos del coral tratamos la importancia de los protectores solares con filtros UV biodegradables, optando por los filtros UV naturales como el dióxido de titanio y el óxido de zinc. Tanto es así, que hoy les traemos un post dedicado exclusivamente a ellos. Especialmente al dióxido de titanio.
ÍNDICE
- 1 Filtros UV biodegradables
- 1.1 Los filtros UV biodegradables ¿nos ofrecen solo ventajas?
- 1.2 Filtros físicos inorgánicos
- 1.3 ¿Qué hay de las nanopartículas?
- 1.4 Concentración y factor SPF de los filtros UV biodegradables
- 1.5 Uso de emolientes en los filtros UV biodegradables
- 1.6 Nanomateriales encapsulados
- 1.7 Y ataquemos ahora los inconvenientes del dióxido de titanio nano
- 1.8 Entonces, ¿debemos preocuparnos cuando vamos a la playa y, con las manos untadas de crema, comemos o bebemos?
- 1.9 ¿Qué opinan los expertos sobre la presencia de este aditivo que también es un filtro UV biodegradable en la comida?
- 2 Servicio de consultoría de Tandem HSE
Los filtros UV biodegradables ¿nos ofrecen solo ventajas?
Antes que nada y como de costumbre, empecemos por las definiciones.
Una sustancia biodegradable es aquella que se puede descomponer en elementos químicos naturales mediante factores como el sol, el agua o factores biológicos.
Por suerte, existen filtros UV que son biodegradables. Estos, son polvos minerales que encontramos en la naturaleza, como el óxido de zinc y el dióxido de titanio. Además, están permitidos en las certificaciones de cosmética natural, por no ser perjudiciales.
Filtros físicos inorgánicos
Los dos filtros UV biodegradables nombrados, entrarían en la categoría de los filtros físicos inorgánicos. Aparte de no ser contaminantes, su principal ventaja es que, a diferencia de los filtros químicos, no requieren de un tiempo de espera para que sean efectivos. Ese famoso “espera 30 min a que se absorba el protector antes de meterte en el agua”. Como no se requiere que tenga lugar una reacción química, son efectivos inmediatamente, tan solo al ponérnoslos.
Además, el óxido de zinc puede utilizarse en niños y en personas con la piel sensible. La combinación de ambos filtros también es una solución que se está utilizando mucho en grandes marcas del mercado.
Lo que hacen es actuar a modo de espejo, como si fueran pequeños pedazos de cristal repartidos en la superficie de nuestra piel. Hacen que los rayos del sol reboten y que no sean absorbidos.
¿Qué hay de las nanopartículas?
Por otro lado, estos filtros UV pueden estar presentes en forma de nanopartícula.
Hablamos de nanopartícula cuando nos referimos a dimensiones inferiores a los 100 nm.
Y aunque se trata de algo muy reciente y todavía bajo investigación, se sospecha que las nanopartículas son perjudiciales por poder pasar al torrente sanguíneo. Y por ello, según el reglamento de cosméticos, debe de estar indicada su presencia en la etiqueta del producto final.
Este valor de corte, 100 nm, es debido a que se considera que las partículas mayores a 100 nm no pueden atravesar la barrera cutánea. Por ello algunas cremas dejan un rastro blanquecino en la piel.
Concentración y factor SPF de los filtros UV biodegradables
En general, cuanta mayor concentración de dióxido de titanio, más rastro deja la crema, pero también mayor protección SPF tiene. Dicho de otra manera, a mayor tamaño de partícula mayor eficacia fotoabsorbente.
Lo malo, es que a nadie le gustan las cremas difíciles de untar que dejan rastro. ¡Y mucho menos a los niños! Por lo que los fabricantes se ven obligados a encontrar un equilibrio con la fotoprotección y la dispersabilidad del producto.
Uso de emolientes en los filtros UV biodegradables
También se pueden añadir emolientes para potenciar el efecto UV, ¡pero con cuidado! Ya que el color de crema que se obtiene puede no ser agradable. Los mejores potenciadores UV, por desgracia, dan un color amarronado que no es agradable a la vista para la mayoría.
Tampoco hay que olvidar, que existen técnicas de revestimiento de nanomateriales con silicio que permiten que el tamaño de la partícula final sea superior a 100 nm. Se impide así que la nanoforma sea absorbida por la piel.
Nanomateriales encapsulados
Antes de la entrada en vigor del reglamento de cosméticos estos “nanomateriales encapsulados” no se consideraban nanopartículas, por lo que no era necesario indicarlos en la etiqueta. Dado que al tener un tamaño final de la partícula encapsulada mayor a 100 nm no se respondía a la definición de nanoforma. Pero desde 2013, aunque parezca contradictorio y discrepe, sí que se está obligado a indicarlo, con el término “nano”, sea encapsulado o no. Así que no sabremos de ningún modo si la nanopartícula está encapsulada o si campa libre en el producto, con la simple lectura de la etiqueta. Y añado que, como consumidora, preferiría comprar un producto sin nanopartículas o al menos con nanopartículas encapsuladas para mayor seguridad. Pero esto por ahora no lo sabremos…
Tampoco hay que alarmarse cuando veamos “nano” en la etiqueta de un cosmético” pues lo que ha cambiado es la legislación en cuanto a etiquetado y no la manera de formular los productos.
Y ataquemos ahora los inconvenientes del dióxido de titanio nano
Uno de los principales problemas del dióxido de titanio es que se sospecha que puede ser tóxico por inhalación, llevando a una inflamación de los pulmones. Se cree que podría entrar en el torrente sanguíneo, llegando incluso a provocar cáncer. Hasta el punto de que se ha clasificado como posible carcinógeno. Esto tendría especial importancia en los productos de maquillaje en formato polvo, aerosol y en aquellos productos que podemos ingerir, como las barras de labios o algunas cremas faciales.
Entonces, ¿debemos preocuparnos cuando vamos a la playa y, con las manos untadas de crema, comemos o bebemos?
A priori, no. El dióxido de titanio también se utiliza en los alimentos, como aditivo, para atribuirles un color blanco inmaculado. En la etiqueta del producto de consumo lo detectaríamos bajo el código E-171 y E-771.
Aunque la pasta de dientes también lleva dióxido de titanio, lamento deciros que la deliciosa nata montada que le ponemos a las fresas en verano es también uno de los alimentos que lo contiene. Y he aquí la explicación de por qué los yogures que compramos en el supermercado son tan blancos. Porque llevan el colorante alimentario estrella del blanco, el dióxido de titanio.
¿Qué opinan los expertos sobre la presencia de este aditivo que también es un filtro UV biodegradable en la comida?
Parece que en alimentación el dióxido de titanio no sería capaz de llegar al torrente sanguíneo pero lo cierto es que, en este caso, a diferencia de en cosmética, no está encapsulado ni tampoco se está obligado indicar en la etiqueta que se trata de una nanoforma… Aquí lo dejo caer, en cosmética sí, pero en alimentación no. Por suerte, o eso queremos pensar, la ECHA está investigando sobre los materiales, y en probar científicamente si el dióxido de titanio puede penetrarla piel en alguna de sus formas.
Este es un claro ejemplo de que las partículas por pequeñas que sean no dejan de ser nocivas. Y aunque el dióxido de titanio sea un filtro UV biodegradable, al menos hasta que se tengan datos concluyentes sobre su peligrosidad, aconsejamos que se recubran las nanopartículas con un material estable e inocuo.
Servicio de consultoría de Tandem HSE
Si es fabricante de productos cosméticos y desea que le asesoremos para enfocar sus protectores solares hacia la química verde, desde nuestra asesoría legal para la industria cosmética en el departamento de Consultoría de TANDEM le podemos ayudar y aclarar todas las cuestiones relacionadas. Podemos confeccionarle el expediente de seguridad del producto cosmético completo.
Póngase en contacto con nosotros y estaremos encantados de ayudarle.
Tandem HSE
Tel. 93 418 19 12
Por: Alba Valero
Fecha: 30 de abril de 2019